Comentários. @Necessidades e @Itamaraty
Teódulo López Meléndez
[Especial para Notas Verbais] Los venezolanos aún tenemos en la memoria la visita de Marco Aurelio García en los días trágicos de 2002 y siguientes. Su comportamiento fue el de un pro-consul. Todos los días tomamos notas sobre los comentarios “en privado” que hace el presidente Lula y que reproduce fielmente A Folha de São Paulo. Todos los días vemos las reacciones de Celso Amorin, especialmente cuando el presidente Bush hizo su primer comentario personal sobre Chávez, seguramente motivado por la presión demócrata en el sentido de que no se ocupa la diplomacia estadounidense de nuestro führer.
Nuestro führer cambió la línea lógica de la integración sudamericana que pasaba por el grupo andino y la desvió hacia el otro lado, hacia Brasil, de manera especial con los multimillonarios contratos y la tentadora oferta de un gasoducto. Brasil goza de los contratos y del auge de su comercio con Venezuela. Brasil aúpa, defiende y cobija a nuestro führer, aún con contradicciones, pero los comentarios “en privado” de Lula ya suenan a música hueca, a forma estentórea de ejercicio de la diplomacia. Entiendo que los comentarios del presidente Lula sobre la fabulosa victoria de nuestro führer, hechas durante la inauguración del segundo puente sobre el río Orinoco (construido por Brasil) y en vísperas de las elecciones presidenciales venezolanas de diciembre, fueron hechas a solicitud del Departamento de Estado norteamericano que le ha encomendado la tarea de “moderar” a nuestro führer, mientras comercie con él y llene las arcas brasileñas.
La diplomacia brasileña se llena de contradicciones, de peligrosas contradicciones. Nos parece que su rol de “moderador” de nuestro führer es incapaz de cumplirla. Nuestro führer está desatado. Quien esto escribe viene de ir al supermercado: no hay carne ni pollo y escasean otros productos. Quien esto escribe ha debido comprar pescado con una notable alza en los precios. Nuestro führer dice que es una campaña del imperialismo y amenaza con expropiar hasta el último abasto de los portugueses, campeones en aquello de tener una proveeduría de alimentos siempre cerca de nuestra casa. Al-Qaeda amenaza con acciones terroristas contra Venezuela, pues somos proveedores fieles de petróleo a los norteamericanos, mientras nuestro führer pierde la voz gritando contra el imperialismo. Las cifras del comercio venezolano-americano llegan a las nubes, lo que no ignora Al-Qaeda. Para nuestro führer son maniobras del imperialismo.
Itamaraty está fallando. El pragmatismo extremo va a conducir, al final, a una situación incómoda para Brasil. Ya muchos venezolanos están mirando a Brasil como un comerciante imprudente e inescrupuloso. Itamaraty debería saber que puede estar comprometiendo el futuro de las relaciones venezolanas-brasileñas por décadas. Ya muchos venezolanos están hablando de un imperio brasileño que penetra la faja oriental de Venezuela para salir al Caribe, sin remordimientos y sin escrúpulos, con propósitos no sanos. La imagen brasileña se deteriora día a día entre los venezolanos, por sus pequeños juegos diplomáticos de bazar de baja ralea. Quienes amamos a Brasil no queremos que esta diplomacia cómplice se mantenga. No le podemos decir a Brasil que no haga negocios, pero sí le podemos decir que se deje de andar por los aires con la vigencia de la democracia y de la libertad en Venezuela.
Tal vez Brasil debería recordar los principios fundamentales para estar en MERCOSUR. Si no me equivoco, democracia plena, entre otras. Ya está bueno que Brasil repita que nuestro führer ha sido electo en elecciones. Brasil debe recordar que una cosa es ser electo, dudosa o no dudosamente, en elecciones, sino mantener el comportamiento de un demócrata en el ejercicio del poder. La democracia se demuestra en los hechos, no en los orígenes. Ya está bien con la repetidora brasileña de que las estatizaciones venezolanas no son contrarias al “espíritu” de MERCOSUR. Quizás los funcionarios brasileños deberían de dejar de lado la mentalidad negociadora que les enajena el cariño de los venezolanos y llamar a control a un Estado miembro que incurre en prácticas no cónsonas con la integración.
La diplomacia portuguesa debería comenzar a pensar en algo más que en solicitar justa retribución para los eventuales capitales de portugueses víctimas de nacionalizaciones. Portugal está en la obligación de ir más allá de eso, en comenzar a pensar en la destrucción de capitales portugueses amasados en duros años de trabajo y dedicación y, si acaso cabe, en la vigencia de la democracia en Venezuela, país donde nos enorgullecemos de tener sangre portuguesa.
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