Ahora que los titulares de todo el mundo cuentan el fin del contubernio entre Google y la censura china, las empresas extranjeras radicadas en Cuba siguen obedeciendo los filtros ideológicos impuestos desde el gobierno. Con sus aires de eficiencia, su tradición de inmediatez y sus frases al estilo de “Keep an eye on your package”, DHL ha aceptado una tabula política para medir a sus clientes. No hacerlo le valdría la expulsión del país y la consiguiente pérdida económica, de ahí que pasen por alto la inviolabilidad del correo y miren hacia otro lado cuando alguien demanda que le devuelvan lo que le pertenece. Los colores rojo y amarillo de su identidad corporativa nunca me habían parecido tan estridentes. Al mirarlos hoy siento que en lugar de celeridad y eficacia nos están advirtiendo: “¡Cuidado! Ni siquiera entre nosotros tu correspondencia está segura”.
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